Etapa 2. Salas de los Infantes – Burgo de Osma

A las 7:00 suena el despertador y a las 8:00 estamos en la puerta del bar esperando para desayunar, ya con todo recogido.

Cuando salimos de desayunar empieza a llover, y mientras montamos las bicis arrecia con fuerza.

Esperamos un poco a que escampe y sobre las 9 salimos de Salas con una fina lluvia que al poco desaparece. Cada vez que paramos nos alcanza la nube.

A pesar de la lluvia no había mucha agua en el camino, y el barro no era demasiado pegajoso. Comenzamos una larga subida que nos lleva hasta Moncalvillo, donde intentamos comprar algo de pan para matar el hambre que ya aprieta, pero no había ningún sitio para comprar nada, así que seguimos hasta Rabanera donde nos apretamos unos huevos con chorizo.

Tras una hora y media de parada seguimos poco a poco la subida, aunque al poco paramos a buscar setas. Paco envió a José María a rastrear y encontró… ¡UN NÍSCALO!. Fiesta general… creo que se enteraron todos los pueblos de alrededor.

Poco a poco fuimos acercándonos al Cañón del Río Lobos. En Hontoria paramos a ver el puente romano. Cuando salimos del pueblo dudamos por un instante si tomar el desvío que nos indicaba el GPS, por San Leonardo de Yagüe. Finalmente decidimos tomar el otro desvío, que nos metía directamente por el cañón, hasta el Puente de los 7 Ojos.

El principio, precioso y fácil, pero poco a poco se fue complicando debido a los numerosos pasos de río, caudaloso en esta época, los pasos complicados de piedras, raíces y roderas.

Lo peor no estaba pasando ya que en el interior del cañón nos esperaban más sorpresas. Sólo la belleza del paisaje nos hacía más llevadero el camino duro y a veces peligroso.

Cuando llegamos a la Ermita terminó el calvario y comenzamos una rápida pedalada a piñón hasta Burgo de Osma.

Llegamos a las 19:30, buscamos alojamiento y nos dimos una comilona copiosa aunque merecida en un asador.

Cuando salimos de cenar llovía a cántaros. Gracias a que nos quedamos en los soportales esperando a que escampase, Paco pudo recuperar el móvil que se había dejado en el Restaurante.

 

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