Etapa 3. Fuente de Cantos – Torremejía

Desayunamos en el mismo albergue de Fuente de Cantos y poco después de las 8 estamos ya en marcha. Hoy el terreno invita a rodar y hacer kilómetros: pistas anchas, poco desnivel y casi sin complicaciones. Salvo algún contratiempo en forma de agua antes de llegar a Calzadilla de los Barros, que ya conocíamos de la otra vez, y aún sigue igual de salvaje. Antes de llegar a Zafra a Paco se le perdió uno de los enganches de la alforja y la tuvo que agarrar con pulpos. Luego resultó que no estaba perdida, estaba enganchada en la propia alforja. En Zafra pudo arreglarlo mientras tomábamos algo. Hasta Villafranca buenas pistas y rápidas, con algunos toboganes, pero sin complicaciones. Pocos pueblos y mucho viñedo y olivares. Desde Villafranca de los Barros sale una pista ancha, buen firme y con algo de pendiente favorable. Hace 7 años, en 2004, un policía nos avisó que no le hiciésemos caso a las indicaciones que había en la pista, y que no la abandonásemos hasta llegar a Torremejía. Por despiste no le hicimos caso a las fuerzas vivas y nos metimos en un barrizal del que tuvimos que salir arrastrando la bici. Este año no volvemos a caer en la trampa y continuamos la pista, poco después, cuando el desvío se unía con la pista nos dimos cuenta de que realmente esta vez hemos acertado. Más tarde vimos a algún ciclista que sí habían tomado la opción equivocada y venían llenos de barro. Teníamos idea de seguir hasta Mérida, pero la experiencia de la otra vez no nos invitaba a hacerlo; el albergue está a las afueras de la ciudad y para eso es mejor quedarse en otro pueblo. Torremejía tenía todas las papeletas, y cuando llegamos más allá de las cuatro y media de la tarde estábamos hambrientos. Hoy hemos hecho mal los cálculos de comidas y llegamos a Villafranca de los Barros sin suficiente hambre como para comer, a pesar de que sabíamos que aún teníamos dos horas de camino por delante sin ningún sitio donde poder parar hasta Torremejía. Pero dimos con el sitio ideal, buena comida, trato excelente y hasta una clase magistral que nos dio el dueño del bar, y a la sazón maestro de profesión, sobre los vinos de Extremadura. Y el precio hasta da reparo decirlo: 34€ los tres. Tres menús completos, con secreto ibérico incluido, más tres cervezas, más un gazpacho a parte, más los postres, los cafés y tres vinos que nos sacó al final de la comida para ilustrar la clase magistral…. ¡increible!. Para que conste en acta: Alonso del asador Puerta de Barro. Terminamos en el albergue de Torremejía, porque después de esto ya no podemos ir muy lejos. Un nuevo acierto.

5 comentarios

  1. Qué gran invento este, parece que fuera pedaleando a vuestro lado. La envidia crece, sobretodo por esos almuerzos que entran mucho mejor cuando uno se los ha ganado con el sudor de su frente. Un abrazo y mañana más.

  2. Ya veo que os adémás de pedalear un montón, os cuidáis bien con la compañía de los lugareños y los productos de la tierra.

    Seguid disfrutando mucho

    Un abrazo a los tres

    Javi

  3. Me habéis abierto el apetito de bisi! Julia se va de campamento tres semanas y yo aprovecharé una (o dos, ya veré) para pedalegrinear por el Maestrazgo. Con un poco de suerte, puede que encuentre agradables sorpresas como las vuestras, pero sin vieiras, claro.
    Kmpi

  4. Secretito ibérico, cervecitas, gazpachito, ito ito ito … ¡que dura es la vida del bicigrino!
    Besitos itos itos

  5. ya te digo carol…. jajaja!…

    como sus poneis!!

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