Etapa 9. Luarca – Ribadeo

Hemos decidido salir hoy sin desayunar y hacerlo de camino, así que antes de las 8 ya estábamos pedaleando… bueno, es un decir, porque apenas salir de Luarca, en la última calle de la salida del pueblo Paco volvió a romper la misma pieza de ayer, que no aguantó la presión que necesitaba.
Allí mismo decidimos seguir los tres y Paco se volvió andando al pueblo y buscarse la forma de llegar a Ribadeo que era donde nosotros tenemos previsto dormir hoy.
Así lo hicimos, y volvemos a pedalear sin Paco. Hoy la etapa no es complicada, y salvo un par de repechos que hay nada más empezar, el resto ha sido bastante fácil.
Pronto llegamos a Santiago… pero no de Compostela, sino a Santiago a secas, un pueblo que hay cerca de Luarca. Allí paramos a desayunar. Todavía había chavales por allí que estaban de recogida de algún botellón.
Seguimos ruta en dirección a Tapia de Casariego donde tenemos previsto comer, alternando carretera y camino ya que hoy los caminos además son realmente carreteritas solitarias y de buen firme.
Pasado Navia cruzamos por el polígono donde está el taller donde Paco reparó ayer su bicicleta. Estuvimos buscando un bar para tomar algo y descansar un poco y allí estuvimos de charla con los paisanos un buen rato.
Por el camino vimos pasar el autobús donde iba Paco, y nosotros seguimos hasta Tapia donde comimos, como siempre en Asturias, de lujo.

Nos quedaba ya poco para Ribadeo, pero salimos muy tranquilamente y ya casi sin ganas de pedalear. Antes de cruzar el puente que hace de frontera entre Asturias y Galicia, ambas comunidades nos despidieron y acogieron como es debido: con lluvia. El albergue está justo a la salida del largo puente de Ribadeo y llegamos casi empapados. Había 5 plazas libres, pero Paco estaba en el centro, que estaba lejos como para venir andando con la bicicleta, además en este albergue hasta las 8 no pasa protección civil y te puedes quedar sin cama incluso aunque ya estés instalado. Dado que hemos venido los últimos kilómetros por carretera y no estamos seguros de que venga algún peregrino a pie detrás de nosotros, decidimos buscar alojamiento en el pueblo.
Llamamos a un Hostal y le dijimos a Paco que fuese para allá. Cuando por fin llegamos, después de dar algunas vueltas, Paco nos dijo que el lugar era cutre, sucio y que mejor sería buscar otra cosa. Pagar por un sitio peor que un albergue no tiene sentido.
A todo esto llovía con avaricia, como si no hubiese mañana. Seguíamos mojados como esponjas y nos paramos en un restaurante a preguntar. Dimos allí con nuestro Angel de la Guarda de hoy; el dueño del restaurante La Dorada, que se ocupó de nosotros como si nos conociese de toda la vida. Por unos pocos euros más estamos en un hotel de tres estrellas, el hotel Voar.
Seguía lloviendo, y así estuvo parte de la tarde, que aprovechamos para echar una siesta de las que hacen afición.
Por la noche salimos a tomar algo casi por aquello de salir, y volvimos al hotel de nuevo lloviendo y de nuevo empapados… nada nuevo.

2 comentarios

  1. Desde luego que no tenéis corasón. ¡Dejar a Paco tirado por una insignificante patilla! Total, si atrae la lluvia ¿no estáis en Asturias? Ya hablaremos, ya, cuando volváis y sabréis lo que vale un peine (yo he vendido el mío). Por cierto, si todo lo del blog es inventado, ¿sois vosotros que mojáis los caminos con una regadera?
    Kmpi

  2. Aventureros que sois hijos, que hay que tener mucha aficion para ponerse como sopas y seguir disfrutando de las rutas, porque yo en cuanto que caen dos gotas y ya no salgo hasta que escampa, un besito ya desde casa

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