Después de tres años volvemos a subir las alforjas a las bicis, esta vez Carolina y yo en solitario, que no viajábamos juntos desde 2018, en nuestra aventura hacia Valencia.
Tras la pandemia, aún dando sus últimos coletazos (esperemos) y tras casi un año de confinamiento nuestra carga de trabajo y la espera a la vacunación, nos hizo ir aplazando viajes uno tras otro.
Hoy, casi sin acordarnos cómo se hacían las alforjas, volvemos a montarlas en nuestros caballos de acero y empezamos nuestro viaje en Torrejón el Rubio, provincia de Cáceres con idea de subir hacia Las Hurdes.
Este viaje pretende cerrar un ciclo que empezamos hace más de 20 años en nuestro primer viaje juntos cuando recorrimos la provincia de Cáceres pero que la persistente lluvia frustró cuando estábajos a dos días de finalizarlo justo a las puertas de Las Hurdes.
Ahora volvemos, 20 años más expertos y con las mismas ganas de correr aventuras. En aquella época íbamos como se iba antes, con mapas del ejército de los que había que desplegar en el capó de un coche, sin GPS, sin atrevernos a meternos por ningún camino que no viésemos muy claro. Hoy es todo más fácil, aunque las bicis haya que moverlas igual.
El motivo de empezar en Torrejón el Rubio es porque teníamos idea de empezar en Cáceres, pero era sábado y parece ser que en la capital hay día de puertas abiertas en todos los museos de la ciudad, así que no hay alojamiento a un precio razonable, así que cambiamos de planes sobre la marcha.
Empezamos ruta hacia Torrejoncillo, unos 60kms de recorrido. Pronto dejamos la carretera para adentrarnos en una dehesa en la que vimos claramente que había opción de hacer un recorrido aunque más largo más tranquilo y bonito.
Como ya sabíamos todo ese tramo fue entre fincas privadas con acceso público a caminos, pero con contínuas apertura y cierre de puertas para preservar al ganado dentro de sus límites.
Todo iba bien, y todo era demasiado bonito, hasta que nos encontramos con la última puerta, la de salida, que estaba perfectamente cerrada, con su candado y su cadena. Demasiado tarde para volver por nuestros pasos, así que tocó bajar todas las alforjas y una a una ir pasándola por un tramo de la puerta algo más bajo que el resto por donde pudimos saltar e ir sacando bicis y bultos.
[gallery|2021_Las_Hurdes_1;flexLayout;250]La carretera a la que salimos nos llevó ya directamente hacia la larga bajada para llegar al Embalse de José María de Oriol, que tras cruzar el puente nos aproximaría hacia Serradilla. Alli paramos para descansar un poco y tomar algo fresco y cargar agua para seguir. El calor empezaba a apretar y hoy hemos salido algo tarde y el calor se nos está echando encima.
Seguimos ruta hacia Casas de Millán, donde paramos a comer algo, aunque con el calor tampoco teníamos demasiada hambre. Allí buscamos alojamieneto en Torrejoncillo, que iba a ser nuestro final de etapa, pero no había nada, de hecho no hay nada, ni un hotel, ni un apartamento. Nada.
En Torrejoncillo dormimos aquel año, que llegamos al pueblo ya con noche cerrada porque no habíamos encontrado alojamiento en el pueblo anterior, así que nos hacía ilusión dormir allí. Pero si no hay, no hay.
Además por error reservamos en lugar de en Torrejoncillo en Pinofranqueado para esa misma noche, cuando en realidad era la etapa de mañana. Solventado el error seguimos ruta y ya en Torrejoncillo y tras confirmar que efectivamente no hay ningún sitio para dormir, reservamos en Coria, 12 kilómetros más allá.
Estábamos ya agotados, pero había que seguir, y suerte que Coria está todo cuesta abajo. Llegamos a destino sobre las 19:00 cansados pero contentos de haber cumplido la primera etapa.
Mañana más