El despertador hoy no ha tenido mucho éxito y hasta cerca de las 8 no salimos del hotel. Y todavía falta el desayuno. Hoy nos hubiesen venido bien esas dos horas, porque el calor va a ser tremendo.
Nada más salir empezamos a encarar el puerto del Palo. 12 kilómetros y 600 metros de desnivel. Poco a poco van cayendo los kilómetros, Vamos parando cada 3 kms. y en el 9 de dio por tirar un poco por camino. Horrible es una palabra que no define con justicia el tramo. 200 metros de desnivel empujando la bici. Pude subirme unos pocos cientos de metros, pero el calor hacía ya estragos y no había forma de luchar contra el desnivel.
De todas formas todavía llegué antes al puerto y bajé un poco para buscarlos por carretera.
Me los encontré a los tres con la cabeza dentro de la fuente.
Coronamos al sprint nuevamente, esta vez se lo llevaron Paco e Isabel. El factor sorpresa se fue a la porra cuando hacíamos la maniobra de acercamiento para lanzar el ataque y a Carol se le ocurre decir: «qué bonito paisaje» descubriendo así nuestra posición.
En el alto buscamos una sombra y nos comimos las sobras de ayer. Queso, pan, fruta y poco más.
Bajamos el puerto y yo lo comencé por camino. Un desnivel brutal que apenas me permite controlar la bajada. Pronto ese desnivel de bajada se convierte en una nueva subida que nos lleva hasta Lago donde estaban los tres en un bar en la carretera.
Seguimos el resto por carretera. Un kilómetro de subida, cuatro o cinco de llaneo y 14 de bajada hasta la Presa de Granda. Ahí comenzó nuestro calvario.
Había que subir parte de lo bajado hasta Granda.
Tres de la tarde y cayendo el sol a plomo. En una sombra encontramos a un gaditano y una sevillana que nos acompañaron hasta Granda, ya que el perfil de la etapa acompaña más a los caminantes que a los ciclistas. La subida hasta Granda se hace interminable. No hay agua y nos quedamos sin reservas. Suerte de un minúsculo chorrito que salía de la pared antes de coronar.
Durante un rato estuve remolcando a Carol por aquellos desniveles.
Cominos en Granda en un lugar milagroso encontrado también de milagro. Tras comer buscamos una sombrita y la encontramos en una fuete donde Paco y Carol metieron los pies en el pilón.
Suerte que nos advirtieron de que íbamos al revés y tras el descanso volvimos al pueblo y tomamos el camino bueno.
Si la 634 era jodida por el tema coches, la carretera hasta Castro es una locura. Parece que hay una competición de rally contínua.
Llegamos a Castro y en el Albergue no había plazas. Están en fiestas en la zona y no es buen día. El hotel rural de Begoña es un lugar de lo más acogedor, y recomendable. Habitación, colada y pantagruélico desayuno por 120€.
Cuando llegamos al hotel estaban de celebración familiar. Paco e Isabel se llevaron el ruido.
Carol pasó mala noche.
Nos hemos pasado los 4 todo el día riendo como locos. El camino es lo que tiene.