Nos ponemos en marcha pronto para llegar a Santiago antes de comer. Enseguida notamos el cambio de camino, ya que a partir de aquí estamos ya en el Francés.
En frente de la pensión Rúa donde hemos pasado la noche hay una furgoneta hasta arriba de mochilas de un grupo de chavales posiblemente de un instituto.
El camino está lleno de peregrinos pero no nos molesta demasiado porque llevamos un ritmo parecido a ellos. José María va incluso en estado Zen los primeros kilómetros.
Aún así los kilómetros van cayendo y sobre las 10 hacemos la única parada del día para afrontar los últimos 20 kilómetros de viaje. Este año notamos cambios de señalización y el camino de toda la vida ahora se llama «Camino Complementario». Por no hablar de los nuevos hitos que han puesto con las conchas al revés en la mayoría de ellos.
Llegamos a Santiago sobre la una y entramos a una bulliciosa Praza do Obradoiro repleta de peregrinos y ciclistas festejando el fin del viaje.
Era difícil prever allá por Zumaia que pudiesenos acabar los cuatro juntos este camino. Pero la fuerza y el tesón de José María le hicieron caso milagrosamente que en dos días pudiese volver a pedalear, y la paciencia y compañerismo de los demás hicieron el resto.
No hubiese sido lo mismo y bien lo sabemos todos si cualquiera de los cuatro hubiese faltado a esta maravillosa foto final.
Gracias peregrinos, y como siempre: nos vemos en los caminos.
Mira, parese que fué ayé y yacabao. Cuando lespliquéis a vuestra descendencia aquello de «posyounaves…» sos caerán lagrimones así de grandes.
Enhorabuena!
PD Preservar ese costurero de la señorita Pepis que lleváis en vez de caja derramientas, quesuna joya.
Enhorabuena peregrinos. Felicidades por vuestra nueva azaña.