Tras el acalorado debate de anoche durante la cena sobre la hora de salida de hoy, finalmente ganó el bloque de los «tempranistas» que proponían bajar a desayunar a las 7:30, frente a los «tardonistas» que querían que nos levantásemos a las 8:30 para salir sobre las 10:00 a pedalear.
Se impuso la cordura y sobre las 8:00 ya estábamos preparados para salir. Preparados, porque lo de salir fue otra cosa. Estaba lloviendo ya de buena mañana y hoy hemos tenido que tirar de toda la ropa que llevábamos: guantes largos, manguitos, perneras, bragas de cuello, chaquetas… hacía frío y así de entrada apetecía poco empezar a pedalear.
Pero como en peores plazas hemos toreado, salimos a la lluvia como está mandado, pertrechados con toda la ropa y chubasqueros varios hasta para el equipaje.
La lluvia no duró mucho aunque volvería varias veces más tarde, pero el frío aún aguantó bastante tiempo. Los caminos no estaban del todo mal, en zona de lluvia los terrenos chupan bien el agua y se nota porque apenas hay charcos ni tierra pesada, así que la ruta se hizo agradable. Aún así nos lo estamos tomando con calma, tanta que dos horas después apenas llevábanos veinte kilómetros de recorrido y ya estábamos buscando el sitio donde nos había dicho el taxista de ayer que ponían unos pinchos de tortilla y un pacharán de profesionales.
También nos atrasaron mucho algunas averías, que de todo tiene que haber. Mi freno delantero estaba dándome problemas y tuve que salir del paso con unas pastillas de repuesto que me prestó Luis. Juan tenía algunos problemas con la parrilla que le rozaba en la rueda, y Luis también en un escalón rompió una de los enganches inferiores de una de sus alforjas.
Nos ha estado lloviendo todo el día, mucho chirimiri y algunas veces más fuerte que pasaba prácticamente inadvertido cuando estábamos dentro del bosque. Por cierto, bosques frondosos espectaculares que hicieron las delicias de todos durante gran parte de la ruta de hoy.
Siempre infravaloramos esta etapa y al final termina jugándonos malas pasadas. Los 44 kilómetros hasta Pamplona se hacen duros, y aunque no hay puertos de relevancia, los repechones van minando nuestras fuerzas poco a poco. No en vano estamos en Navarra, no lo olvidemos.
Llegamos a Zubiri sobre las dos de la tarde y decidimos parar a comer porque la otra opción era esperar ya a Pamplona pero llegaríamos ya demasiado tarde.
El resto hasta Pamplona lo hicimos en dos grupos: Paco y yo tomamos por el camino marcado mientras que el resto tiraron por una alternativa más rápida y cómoda que nos indicó el dueño del bar donde comimos.
Sobre las 5 de la tarde nos reunimos todos en Pamplona donde ya teníamos el alojamiento reservado. Fuimos a sellar al Albergue de Peregrinos, donde dormimos hace años y hoy estaba completo.
La tarde en Pamplona ha sido fría y lluviosa, a ver mañana cómo están los caminos.
Ya os veo y puedo contestar, porque esta tarde era imposible abrir nada, ya os adverti que llevarais un coche de repuesto, pero sois unos tozudos y os gusta un charco mas que a los peque, bueno os veo bien y eso es lo importante, buen camino chicos
Echaremos de menos el frío enseguida. Llegará el Sol de Castilla. Y madrugar más, que amanece a las 6.
Yo recuerdo que nuestro primer camino fue bastante lluvioso, recuerdo dormir sobre el duro y frío suelo del polideportivo de Zubiri y que ya no sabía como ponerme para que no me doliesen los huesos … ¡madre mía y de eso han pasado muuuuuchos años! … ni me imagino como sería hoy dormir con mis caderitas pegadas al duro suelo jajajaja
Que bosques tan bonitos, me ha traído muy buenos recuerdos. Es una etapa muy bonita.
Está genial esto de hacer el viaje con vosotros sin moverme de la silla 😉
Cuarentra y cuatro en un día! A este ritmo cuando os traigan el postre os habrán pasado los diez días…