Comenzamos el día con buenas noticias. Luis se ha recuperado lo suficiente como para descartar el abandono y vuelve al grupo como debe ser. El descanso de ayer le vino muy bien.
A las 8 en punto estamos en marcha y pedaleando. Sigue haciendo frío por las mañanas y nos obliga a ponernos ropa para poder pedalear cómodamente. Nos vamos quitando ropa a medida que va saliendo el sol, pero tampoco hace un calor sofocante. A medio día sí que empieza a pegar el sol con fuerza.
La primera parada será unos kilómetros después en la famosa Fuente del Vino de las Bodegas Iratxe. Desde hace décadas hay dos grifos, uno de agua y otro de vino, en una de las paredes exteriores de las bodegas. Los peregrinos paran en la fuente para probar el vino, hacerse alguna foto y descansar un rato. Hoy había hasta cola para coger vino de la fuente.
Hay una cámara en la web de las bodegas: https://www.irache.com online las 24 horas del día.
Tras una rotura de cadena y una reparación de urgencia, seguimos ruta hacia Azqueta donde volvimos a recrear aquella foto de 2002 en la que Paco nos sacó a Carolina y a mí por error creyendo que éramos sus otros compañeros en la subida al pueblo. Una casualidad que hoy, 17 años después nos mantiene unidos y que nos ha proporcionado muchos años de historias y recuerdos y de buenos compañeros de viaje.
Seguimos hacia Villamayor de Monjardín, donde paramos a reponer fuerzas pronto porque hoy tenemos unos planes gastronómicos un tanto especiales y hay que llegar al menos con hambre a Viana.
Empieza a hacer calor, algo que siempre ocurre cuando atravesamos Sansol y Torres del Río. Hasta aquí todos hemos llevado el camino marcado, porque además de ser bueno es favorable. Pero a partir de Torres del Río nos separamos en dos grupos, Juan y yo por camino y el resto por carretera hasta Viana.
El camino es duro en ocasiones, con unos repechos casi imposibles, pero nos merece la pena a los masoquistas, porque tras el sufrimiento siempre viene la recompensa de alguna bajada que nos hace olvidar todo.
Llegamos a Viana casi al mismo tiempo y fuimos a la Sidrería Armendáriz donde nos íbamos a meter entre pecho y espalda un menú de sidrería sólo apto para profesionales.
El menú de sidrería no admite discusión: tortilla de bacalao, bacalao con pimientos, chuletón, sidra de barril a discreción y queso con membrillo. Y luego intentar salir del restaurante conservando la mayor dignidad posible.
El café y los chupitos nos los tomamos fuera, y menos mal, porque si nos los tomamos abajo, en la cueva, todavía estamos allí.
Teníamos aún 10 kilómetros hasta Logroño y teníamos que llegar a las 5 en el apartamento que teníamos reservado para encontrarnos con la señora que nos lo alquila.
Si duras son las subidas hasta Viana, más duro se hace coger la bici tras semejante festival gastronómico y sobre todo enológico. Casi sin saber cómo llegamos a Logroño sin mayores percances.
El resto del día lo dedicamos a intentar hacer la digestión, cada uno a su manera: agua de vichi, sifón o gin tonic. Cualquier método es bueno.
Mira que os avise, neno llevar rebequita que va a hacer frio, y ya vereis que no engaño, a las madres hay que hacerles caso si o si, me alegra que Luis este mejor, ahora tomarlo con mas calma, seguir disfrutando como lo haceis (no hay mas que ver los platos) y besiños bicigrinos
Vengaaaaaaaaaaaaaa ¡¡¡confesadlo ya!!!
Salisteis rodando de la Sidrería Armendáriz jajajaja
Que bien os lo montáis ¡que profesionales! ¡sí señor!
Besitos bicigrinos
Con esos menús gastronómicos, hasta yo sería capaz de hacer caminos!
Como os envidio chicos, por las buenas comidas solo no eh! Aunque también, jajaja