Etapa 3.- Ruidera – Villanueva de los Infantes

Sucedió, pues, que llegó a una venta, que en su imaginación era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, no faltándole su puente levadiza y honda cava, con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan. Llegóse a la venta con gentil continente, y en viéndola, alzó la voz, diciendo: «¡Oh, tú, quienquiera que seas, que el más felice suceso y el más alto encumbramiento de ventura gozas en el mundo, pues te hallas en tan gentil castillo!

Comienza torcida la etapa. Llevo desde el viernes con el ojo izquierdo algo hinchado, y cada día va a peor. Hoy me he levantado con el ojo casi cerrado, así que antes de desayunar bajo al centro de salud de Ruidera. Suerte que hoy lunes está abierto justo en la hora en la que yo bajé. Resulta que tengo un orzuelo, o mejor dicho: dos. Una pomada y unas gotas durante unos días y listo, al menos ya sabemos lo que es.

Empezamos la ruta después de desayunar en el mismo apartamento tomando la carretera en dirección a las lagunas. Está el día buenísimo, el agua transparente y poco tráfico, aunque algo hay. Cuando llegamos al final del recorrido de las lagunas, 11 kilómetros más allá, nos damos cuenta de que salir de allí va a ser misión imposible con el tándem: un monte con unos desniveles de locos, luego bajar lo mismo que teníamos que subir y luego subir otra vez. Imposible.

Así que vuelta a empezar. Como dice en la pared de nuestro apartamento: «a veces para poder seguir hay que empezar de nuevo». Volvemos a Ruidera, como si empezásemos la ruta, eso sí, son más de las 12 de la mañana.

Tomamos la carretera en dirección a Carrizosa, carretera ancha y buena, con buena pendiente al principio, aunque el arcén es un poco rugoso, Paco e Isabel van por delante y al rato empieza a llover y la visibilidad se complica, así que Carol y yo optamos por tomar el camino que va paralelo a la carretera. Casi toda la subida la hacemos por camino. Pasado el alto, con los del tándem ya alejados, volvemos a probar con otra pista, esta vez a la izquierda, y ya enfilados a Carrizosa mientras los otros dos siguen por carretera.

Ahora sí, empieza a llover fuerte, pero casi no nos da tiempo a refugiarnos en un árbol y para de llover. El camino baja mojado y con algo de barro, aunque se puede ciclar bien. Antes de llegar al pueblo se complica alguna zona con piedras, algún prado y algo más de barro, pero pronto salimos a la carretera y volvemos al track que habíamos dejado en Ruidera.

Nos volvimos a reunir en el pueblo y seguimos rodando juntos hasta Villanueva, aunque antes de entrar en el pueblo nos volvemos a separar porque la lluvia intensa, esta vez de verdad, nos obliga a pararnos a ponernos más ropa, chubasqueros, guantes y braga de cuello. El viento nos obliga a ir en fila hasta llegar a Villanueva de los Infantes empapados.

Aunque tarde, encontramos donde nos dieron de comer. Y ni tan mal. La tarde la dedicamos a patearnos el pueblo, que efectivamente es uno de los «Pueblos más bonitos de España».

Un comentario

  1. Juan Rodriguez

    Hola chicos, este año es año de lluvia, por suerte, pero un inconveniente para las rutas. Bueno al fin y al cabo es una variable del camino, aunque sea un coñazo. César lo del ojo, no es casualidad, te hemos hecho un conjuro galaico, con queimada incluida, en castigo por no venir con nosotros. Sin acritud ehhh campeón. Bueno me alegro de que estéis bien y disfrutando. Abrazotes fuertes.

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