Por fin parece que tenemos el día despejado cuando nos levantamos. Bajamos las cosas al coche y fuimos a desayunar a una cafetería cercana y a las ocho ya estábamos en marcha.
Hoy es domingo, y estamos en Arzúa. Una combinación perfecta para que el camino esté hasta arriba de peregrinos. Tantos que a veces es complicado ciclar. Afortunadamente casi todos tenemos altas dosis de paciencia.
La tranquilidad pronto se transforma en tormenta, y empieza a llover, primero tímidamente, pensando que era el típico chirimiri santiagués, y pronto en agua por todo lo grande.
Volvemos a poner todo lo que tenemos y que ya estamos acostumbrados. Paramos unos kilómetros más allá para recomponernos, tomarnos un café y volver a la batalla diaria contra el agua, el barro y el frío, aunque hoy esto último ha bajado un poco. No tenemos grandes alturas ni montes, así que no hace tanto frío como días atrás.
Casi hasta que entramos en Santiago estuvimos así, y entramos a eso de la una de la mañana. Tiempo de sobra para ir a por la Compostela, que cada vez está más automatizada. Te inscribes en un ordenador en grupo, se llevan las credenciales juntas y «alguien» las revisa, o no, y en una gran impresora salen las compostelas como por arte de magia.
Antes de volver al camino teníamos que comer algo, que cuando llegamos a Santiago iba a ser simplemente un picoteo, pero las casi dos horas que llevamos en Santiago han hecho que nos entrase hambre de verdad.
Después de comer, aunque apetece más bien poco volver a ponerse en marcha, hay que hacerlo, porque tenemos que llegar esta noche hasta Negreira.
Este tramo es verdad que al menos en mi caso lo tenía un tanto idealizado. Puede ser porque me costó menos hacerlo, puede ser por el entorno, que ahora posiblemente haya más construcción y viviendas por todo el recorrido, o simplemente porque la memoria a veces construye cosas que no son. También hace más de 15 años, pero tirando de fotos y de blog, si que sufrimos también en aquel Camino Portugués
Casi a las 7 de la tarde llegamos a Negreira, después de casi 11 horas desde que salimos de Arzúa y con unas 9 horas de pedaleo. Y afortunadamente esta vez sin lluvia desde Santiago. A ver si dura.
Ma sabe mal lo que me he perdido, con lo que me gusta la lluvia y el frio. Jajaja. Bueno en serio veo que lo lleváis genial y de eso se trata que sobre todo mantengáis el espíritu del camino. Que tengáis buena ruta.