En la carretera principal de Vega de Valcarce está el único bar que está abierto para poder desayunar. Pronto empieza la subida al puerto y hay que llenar el tanque.
Para ir calentando las piernas aún tenemos 4 kilómetros de carretera hacia Las Herrerías, y entre bromas, José María y Juan preguntaban ¿esto ya es el puerto?, a lo que contestamos: «cuando empiece el puerto lo vais a notar».
Y así es, las primeras rampas serias de la subida a O Cebreiro te dejan clavados en el asfalto, aún así César y José María tiran por delande del grupo y así van hasta el cruce que lleva a la izquierda hacia La Faba o a la derecha hacia La Laguna de Castilla.
Un exceso de confianza de César y su memoria, hace que continúen la carretera hacia la Faba, que tira hacia arriba con fuerza. En esto Juan y Paco ya habían llegado al cruce y habían tomado el desvío correcto. Poco después José Luís llamó a José María para preguntar por dónde tiraba en el cruce, a lo que le dijimos que hacia la Faba… Una vez arriba se dieron cuenta del error, ya que por ahí sólo se puede subir por camino, así que para abajo otra vez, recogiendo de paso a José Luís que iba ya carretera arriba hacia La Faba.
Llegaron todos a Laguna de Castilla y pararon a tomar algo líquido mientras llegaba José Luís. Éste en lugar de parar siguió camino hacia arriba, para superar los 150 metros de desnivel que quedaban.
Ahora le tocaba el turno a Paco, que dijo que lo que quedaba era todo por camino, así que en solitario, José Luis se marcó 150 metros de desnivel por el camino de los peregrinos, como un campeón. Con todo y con eso aún así llegó antes que nadie y poco después llegaban los demás.
Una corta parada en O Cebreiro para sellar y siguieron hacia el Alto del Poio donde pararon para tomar un bocata antes de comenzar a bajar hacia Samos. Pac
o se tiró por carretera y César, esta vez sí, consiguió llevarse a los demás por camino. Y no se arrepintieron. El camino es rápido pero no demasiado técnico, bastante asequible y muy bonito. En Triacastela nos volvimos a reagrupar todos y empezamos a recorrer la carretera hacia Sarria, nuestro punto de llegada de hoy. César se fué por camino mientras los demás fueron por carretera.
En Sarria, casi a las 15:30 comimos en El Malecón, que aún sigue en obras y está todo un poco manga por hombro. Buscamos alojamiento durante la comida y nos instalamos no sin antes superar la última dificultad del día: las cuestas de la parte alta de Sarria donde está el apartamento, y eso después de comer y con la solana tiene mucho mérito.
Claro que tiene mérito las subidas de Sarria en taxi, igual que la subida de O Cebreiro. A mí taníais que imitarme, teniendo que arrastras la bici desde el kilómetro cero hasta el ocho en el alto. Dos horas y media de fuerza, tesón y ahínco, con las dos horas de regalo cuando me equivoqué el año pasado y tuve que hacer OCHO kilómetros más… Ánimo, que ya solo quedan cien…
Kmpi
Animo chicos que ya lo tenéis, cien kilómetros más y a disfrutar del buen pulpo, buenos pimientos del padrón con un buen albariño, que os lo habéis ganado campeones.