Etapa 8. Muros de Nalón – Luarca

Comienza el día de nuevo lluvioso. Los dos días que hemos tenido buenos han sido casi un espejismo, y volvemos a la realidad. Viendo el panorama apuramos un poco más el sueño, y cuando nos levantamos seguía lloviendo, así que dejamos las cosas preparadas y nos fuimos al pueblo a desayunar en la confitería que ya estaba «seleccionada» desde la noche anterior.
Seguimos con calma porque seguía la lluvia, y viendo que no tenía intención de parar «Salimos a la lluvia», pertrechados con todo tipo de chubasqueros y cubre-alforjas.

Hoy poco camino tenemos previsto hacer, porque el tiempo no da tregua y hay que hacer kilómetros. Eso sí, las cuestas nos las hicimos todas, y alguna más que nos inventamos, como la bajada hasta Cudillero, que no es del camino, pero es un pueblo tan bonito que merece la pena verlo, aunque tengamos que perder 150 metros de altitud y volver a recuperarlos para salir.
Seguía lloviendo, pero ya casi no nos afectaba, y seguimos camino en dirección a Soto de Luiña. Paco empezó a tener problemas con el cambio, ya que la cadena se le quedaba enganchada en las roldanas y había que sacarla con la mano. Luego esos problemas se transformaron en que se le metía entre el piñón grande y los radios cuando intentaba subir piñones en alguna de las innumerables subidas que aún teníamos por recorrer.
El terreno era un sube y baja contínuo y las averías de Paco cada vez más frecuentes.
La definitiva nos pilló en plena curva de una carretera muy transitada, con lluvia y sin arcén. Además la bicicleta se quedaba completamente bloqueada y había que sacar la cadena para poder moverla.
Finalmente conseguimos ajustar el cambio para que no saltase la cadena. Tan contento iba Paco con la reparación que en uno de los cambios de cadena, la avería principal, que aún no estaba resuelta hizo que el desviador trasero se fuese contra los radios, provocando que se doblase el cambio.
Al intentar enderezarlo partimos (partí) la patilla del cambio, que ya debía estar tocada por las anteriores averías. Resultado: varados en Novellana.
Nos indicaron unos vecinos que en el pueblo anterior, a 1.5 kilómetros había una tienda, en la que el padre de la chica que la llevaba tenía una tienda de bicis en Piedras Blancas, es decir, al principio de la etapa de ayer. En cualquier caso, efectivamente «tenía», así que José María y yo volvimos a encontrarnos con Paco y Carolina que estaban esperando en la carretera. Buscamos otras alternativas, que era Luarca.

Un oportuno Taxi nos sacó del apuro, llevando a Paco a Navia, justo a la tienda de bicis donde José María hace dos años también tuvo que recurrir para salir de otro apuro. Nuestro ángel de la guarda le arregló la bici a Paco mientras nosotros comimos en Novellana y retomamos ruta hacia Luarca, donde nos esperaba Paco con la bicicleta arreglada. Hay que tener en cuenta que eran las 14:30 de la tarde de un sábado, mañana domingo y todo cerrado… y la patilla del cambio no es una pieza fácil de encontrar, porque cada bicicleta tiene una con sus propias características.

Llegamos a Luarca no sin antes meternos en alguna trampa: caminos preciosos entre bosques, pero con mucha agua y charcos difíciles de cruzar. Finalmente nos alojamos en Luarca y concluye esta etapa accidentada y curiosa que hemos vivido.