A las 7 estábamos desayunando. Un desayuno digno de concurso nos permite casi hacer la etapa completa.
Nada más empezar, subida al Alto del Acebo, límite con Galicia. Se ha hecho algo más duro de lo esperado porque había giros con los que no contábamos y que no se adivinaban.
La bajada no era tanta, ya que empezamos a subir rápidamente para subir el Acebo de la parte gallega.
Fuimos haciendo paradas cortas para reagruparnos hasta Fonsagrada, que terminaba en una terrible subida con la que no contábamos.
Paramos en la fuente y seguimos hasta Padrón y poco después Carol y yo nos metimos por un precioso camino que pronto se endurecía y luego bajaba de forma muy promunciada.
En Villardongo nos volvemos a reagrupar y seguimos subiendo hasta el alto de Cerredo.
La bajada brutal hasta Paradavella. Carretera ancha, buen firme y gran arcén.
Otras subida tras Fontaneira hasta el alto finalmente bajada con algunos toboganes jodidos hasta Cádavo.
A las 14:30 llegamos a destino y fuimos al «Hilton» de los albergues, como lo llama José María. No había sitio, pero tampoco es el Hilto y terminamos en el Hotel «Parrillada», digo «Moneda».
Allí comimos y hasta las 8 tuvimos que esperar a que nos diesen las habitaciones.
Nos fuimos a una sombra cerca del Albergue a echarnos una siesta.