Como habíamos previsto, lo barato sale caro y la pensión Madrid nos ha costado casi lo mismo que en Baraona, cosas que pasan.
Salimos volviendo sobre nuestros pasos hasta el cruce de Ciruelos del Pinar, haciendo unos 6 kilómetros por carretera.
Pasado el pueblo empezamos la pista de monte que se quemó hace cuatro años. Por momentos el paisaje es desolador, aunque hay que fijarse en los pocos restos que quedan a lo largo del camino. Aún así se nota que han pasado muchos vehículos pesados por la pista, ya que está destrozada, llena de arena, charcos, roderas, grietas, etc, y la conducción de la bici es casi imposible.
En Cobeta paramos a tomar un bocadillo y la señora nos cuenta la historia de los valencianos, que parece ser que se perdieron monte arriba y a eso de las 7 volvieron al pueblo y llamaron al coche de apoyo. Dennis llegó a Molina 3 horas antes que ellos.
Tras salir de Cobeta entramos en la dura subida de la Ermita Nuestra Sra. de Montesinos, donde nos dimos un baño en las frías aguas del río.
Seguimos subiendo hasta Torremocha y atravesamos el Barranco de la Hoz, ya cansados de la paliza. Hoy ha hecho mucho calor.
A eso de las 18:00 llegamos a Molina, sin comer, y encontramos un sitio donde nos dieron de comer a base de bien.
Nos alojamos en el Molino del Batán, y como siempre nos trataron como en casa. Vimos el partido con Pedro, con quién cenamos y compartimos una animada charla.
Mañana José María nos deja, ya que a Charo la operan el viernes. Tendremos que levantarnos más temprano de la cuenta para ir a despedirlo.