Etapa 10.- Rabanal del Camino – Las Herrerías

Salimos muy tarde, casi a las 8:30, tras desayunar en el mismo hostal. Casi fuimos los últimos en salir del pueblo.

En seguida nos separamos y yo tiro por camino y ellos por carretera. El camino comienza suave pero poco a poco se va endureciendo. Vamos cruzando la carretera varias veces. Hasta Foncebadón sólo pongo pie al suelo un par de veces. Intento varias veces contactar con ellos con el walkie, pero están sin pilas, así que sin parar sigo hasta la Cruz de Ferro.

No los he visto en toda la subida, y los últimos tramos son auténticamente duros. Además la cantidad de peregrinos que voy adelantando hacen que no pueda subir de un tirón, aunque a veces viene bien bajar el ritmo y ponerse a paso de peregrino.

Ellos sólo pararon a hacer unas fotos en Foncebadón y les saqué casi media hora. 18 minutos de pedaleo (sic)

En el alto nos tomamos algo de cecina «reconstituyente».

Seguimos ahora bajando hasta El Acebo donde volvimos a parar para tomar un bocadillo rebozado.

En Ponferrada tras pasar varios pueblos más volvimos a parar a tomar unas cervezas.

En Cacabelos, a eso de las 15:00 paramos a comer. Encontramos una pulpería, pero sin pulpo. Así que la misma pulpeira nos mandó a un bar donde sí lo tenían.

Allí tomamos un pulpo, unos callos y unos calamares. Comenzamos a charlar con los de la mesa de al lado, dos hermanos, uno de ellos que trabajaba en Telemadrid, el otro con una peluquería en Ponferrada.

Tras la comida, con el plan diseñado di ir a buscar un lugar sombreado para tumbarnos a reposar la comida, se empezó a animar la conversación, con política y temas de sociedad. Nos invitan a los cafés y a los chupitos, no nos dejaron pagarlos a nosotros.

Nos querían llevar a tomar otra a otro sitio, pero decidieron llevarlos a Canedo, un pueblo cercano donde tiene su Palacio Prada, un personaje peculiar que tiene un auténtico imperio formado en torno a unos viñedos.

Prada es amigo de los hermanos y nos atendió a pesar de estar muy liado con una boda que estaban organizando.

Todo lo que se diga de Prada es poco. Tiene su propia marca, con su imagen por todas partes, tiene bodegas, envasadora de conservas, comida, todo productos del bierzo, que comercializa como franquicia por todas partes. Nos tomamos unos vinos, vimos un poco las bodegas y nos volvimos a Cacabelos, donde por cierto teníamos las bicis en la calle desde entonces.

Seguimos camino a las 18:00, con muy pocas ganas y muchos kilómetros por delante.

Se hizo eterno, y llegamos a Las Herrerías casi sin para más que echar algunas fotos, a eso de las 21:00, con tiempo suficiente para una ducha y bajar a cenar. Mañana hay una etapa dura.

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