Desayuno buffet en el hotel, a las 7:30, así que salimos tarde.
Carol pregunta en el hotel si se puede enviar un paquete a casa por nacex y le dicen que sí, así que hace un par de bolsas con todo lo que sobra. Yo me deshago del libro de fotos y del forro polar y de todo lo que llevaba de Carol desde hace tres días.
El cansancio empieza a notarse y las chicas empiezan a pagar el esfuerzo de estos días y el calor termina de matarlas.
En Tardajos nos volvemos a encontrar con el mismo ciclista que encontramos el 14 de junio haciendo el camino del Cid. Casualidades de la vida. Lo mismo el azar nos vuelve a deparar encontrarnos de nuevo por cualquier camino, y así podremos intercambiarnos los emails, ya que las dos primeras veces no lo hicimos.
Seguimos poco a poco hasta el Arroyo de San Bol donde paramos a refrescarnos un poco del sol asfixiante. Decidimos comer allí mismo, ya que en lo que queda no hay mejores alternativas.
Después de comer seguimos ruta bajo un sol de justicia hasta Castrojeriz, sin entrar siquiera en el pueblo. Faltaba lo que creíamos última dificultad del día, la brutal subida que hay en dirección a Itero, en la que Paco e Isabel lo pasaron mal, y Carol no mucho menos. Al final me lo subí una vez y media. La bajada algo mala por el irregular terreno.
Luego un calvario de subidas y bajadas, con viento, calor y agotamiento. Llegar a Boadilla ha sido una aventura. Dormimos en albergue por primera vez en el camino, aunque en habitaciones.