
En Reliegos íbamos a sellar, pero nos dimos cuenta de que habíamos perdido la credencial mía. Resultó que Paco el día anterior había intercambiado los sobres, así que yo le di la mía a Carol y yo guardé la suya. Al salir en la plaza de Sahagún vimos que Carol llevaba la bolsa de arriba abierta, pero no nos dio por mirar si se había caído algo. Se había caído la credencial. Llegamos al hostal y nos localizaron la credencial. Me la trae a un pueblo cercano a León donde tiene que venir esta tarde. También traerá un camisón de Isabel.

Gracias a una foto que tomó Paco en la plaza al chaval de Olot que cambió las botas por la bici a mitad de camino, pudimos averiguar ya en León el nombre de la confitería. Intentarán mandarlas con algún ciclista que venga para León.

Por la tarde nos llamaron para decirnos que habían dejado la credencial en la recepción del hotel. Las gafas de Paco no han corrido igual suerte.
