La etapa de hoy es muy fácil de resumir: AGUA. Fin.
Pero para deleite y por respeto a nuestros miles de seguidores daremos algunos detalles más.
Hoy es el primer día que empezamos a pedalear con las chaquetas puestas ya que hace fresco y además, nada más empezar, mientras nos tomábamos el café en Tudela ya empezó a llover, un calabobos que ojalá hubiese permanecido así todo el día. Aún así pronto dejó de llover y comenzamos a rodar siempre por caminos hacia Castejón y Alfaro, donde paramos a comer un bocadillo. Paco y Juan no habían desayunado nada, así que no queríamos alargar más la primera parada. Eran las 10 de la mañana.
Entre una cosa y otra a las 11 nos volvimos a poner en marcha. Aquí empezamos a ver a otros peregrinos, que han escaseado durante el viaje. Dos ciclistas y un peregrino a pie, sumados a los otros dos ciclistas que conocimos anoche.
Los caminos no estaban del todo mal para haber recibido el agua de ayer, pero el terreno, ya con la característica arcilla de La Rioja empezaba a pesar en las ruedas.
En Calahorra paramos a tomar unas fotos y nos dimos cuenta de que la parrilla de José María estaba suelta. Había perdido uno de los tornillos de sujección con el cuadro y el otro estaba flojo. Todo eso provocó que la patacabra empezase a rozar con el freno de disco y el ruido nos hizo darnos cuenta del problema. Una reparación rápida y todo volvió a su sitio.
Salimos de Calahorra no sin antes comprar algo de fruta, ya que aún queríamos alargar la parada para comer, pero nos quedaban más de 20 kilómetros para Alcanadre.
Poco después empezó a llover, y enseguida lo empezó a hacer con fuerza. Estábamos rodando por camino, y los charcos empezaban a dificultar el pedaleo.
Pronto estábamos calados hasta los huesos. Llevamos buen material de alforjas y bolsas, pero aún así el agua hace que los ciclistas se muevan con dificultad y más despacio de lo debido.
En un cruce José Luis se quedó atrás y se equivocó de camino y hasta que lo encontramos pasó un buen rato… todo bajo la lluvia que no cesaba.
Nos resguardamos bajo un puente y allí decidimos acortar la etapa, porque llegar a Logroño iba a ser imposible. Eran las 3 de la tarde y nos quedaban más de 40 kilómetros.
Y todavía nos quedaba lo peor. Estábamos a tan solo 5 kilómetros de Alcanadre, pero el camino nos deparaba una larga y penosa travesía de barro y agua que hacía casi imposible marcar un ritmo de pedaleo medio decente, a pesar de que el desnivel era casi inapreciable.
En uno de los charcos que cubrían todo el camino, José María decidió darse un bañito y se «tiró» de la bici y se rebozó por el barro. Nada grave. Hay gente que paga por eso y por cosas peores.
Seguimos lentamente hacia Alcanadre que no llegaba nunca. Llegamos a las 4 y conseguimos que nos diesen algo de comer en el único bar del pueblo: La Unión. Resulta que allí gestionan el albergue, y a punto estuvimos de quedarnos, pero tras hablar con los lugareños y calcular tiempos y distancias decidimos seguir ruta por carretera hasta Logroño. Quedaban 30 kilómetros.
Después de comer volvimos a ponernos en marcha hacia Logroño. La llegada fue un poco descoordinada, César llegó por un lado, Juan por otro y Paco, Jose María y José Luis por otro distinto. Carretera nacional, en ocasiones con mucho tráfico, aunque ya no nos llovió más hasta llegar a Logroño.
Aquí están en fiestas, y estamos en el mismo centro del bullicio. Salimos a tomar unos pinchos por la Calle Laurel y a dormir que hoy, otra vez nos lo hemos ganado.
Por cierto, 110 kilómetros de nada que nos hemos marcado hoy.
Ole chicos, vosotros podéis con todo lo que se os pone por delante, agua, barro, calor, para que luego digan de los jubiletas, mucho animo y seguir así.
!!!ahora!!! estaís haciendo el camino,tanto solecito procesiones etc, aunque hoy Jose se ha
dado un tratamiento de Spa, baño de barro jajaja
Como tiene que ser agua, averias comer tarde ,asi sufriendo que luego se recuerdan las anecdotas ,venga que sin daros cuenta ya ha pasado una semanita, disfrutarlo que pasa rápido
Ayer os abandoné, pero de una u otra manera siempre vuelven las aguas a su cauce. Que os lo digan a vosotros! Una recomendación para seguir bien el Camino: comed lo mejor que sepáis y bebed todo lo que podáis. Por cierto de vino. El otro día leí uno de esos párrafos filosóficos hechos al calor de la almohada: "Quien a este mundo vino y no bebió vino ¿a qué coño vino?"
Aplicaos el cuento,
Kmpi