Etapa 3. Montilla – Córdoba

Hoy tenemos una etapa corta, pero que nadie dude de nuestra legendaria capacidad de convertir lo fácil en difícil.

A pesar de todo, hay que salir temprano y a las siete, igual que siempre, estamos ya pedaleando.

En Montemayor, apenas una hora después de salir, paramos a repostar agua, por si acaso. Las fuentes, y más las de manantiales no son muy abundantes por aquí. No es que no haya, es que nunca están cuando se necesitan.

Como hemos desayunado poco por la mañana, pronto empezamos a tener hambre, además los cálculos de los pueblos de paso nos obligan a parar en Fernán Núñez o nada hasta Córdoba.

A partir de aquí empezamos a recorrer caminos entre fincas, y las viñas que empezaron a sustituir ayer a los olivos hoy se están transformando en inmensos campos de girasoles.

Siguiendo el track nos hubiésemos tenido que desviar por la finca del Cerro de Matasanos, pero «casualmente» el hijo del dueño nos comentó que era una finca particular, con un camino con servidumbre de paso, pero que el camino estaba arado. Sospechoso, pero por si acaso seguimos la pista que traíamos sin desviarnos.

Y el problema empezó ahí. Tras unos 10 kilómetros desembocamos en la A4, sin posibilidad alguna de escapatoria, salvo deshaciendo lo hecho. Así que nos tuvimos que meter unos metros en la autovía hasta el siguiente desvío, donde empezamos de nuevo a buscar el track para entrar en Córdoba.

A las 12 entramos en Córdoba, y tras la foto de rigor en el puente, lo primero que hicimos fue comprar agua fresca, que ya estábamos deshidratados. Llegamos al hotel Los Omeyas justo cuando el calor estaba empezando a hacer acto de presencia de verdad.