La paliza de ayer no hacía presagiar que fuésemos a madrugar mucho, aunque yo tenía faena antes de salir, porque la rueda trasera de Carol aún estaba pinchada.
Así que bajé al garaje donde estaban las bicis, preparé todo, le dí la vuelta a la bici y cuando iba a desmontar la rueda me dí cuenta de que no había perdido ni un gramo de aire. No era normal después de la guerra que nos dio ayer, pero la presión que le metimos en la gasolinera de Samos debió hacer que el porito que estaba tapado con el parche de aquella manera, se sellase definitivamente.
Mejor, aunque ahora tenemos una cubierta nueva que tenemos que llevar. Que todos los problemas sean como ese.
Fuimos a desayunar a la calle principal y una nueva avería apareció: mi freno trasero que ya estaba dando problemas desde anoche, ha dado su último aliento. Por si acaso durante el desayuno cambio de nuevo las pastillas traseras, pero nada, no hace ni intento de agarrar el freno. Así que vamos a buscar un taller, no queda otra, sin freno no podemos salir. El primer taller cerrado, y en el segundo me arreglan la avería: cambio de todo el circuito de freno y como nuevo.
A todo esto son más de las 12 de la mañana y aún no hemos avanzado ni un metro. Salimos de Sarria y empezamos la etapa.
Hoy sí que de verdad se ve ambiente de camino, hay peregrinos por todos lados, pero gracias a haber salido tan tarde, los que han salido de Sarria no los vamos alcanzando hasta cerca de Portomarín, donde pasamos casi a las 2 de la tarde.
Aún así hay muchísimos peregrinos, incluso en bicicleta y cada vez que pasamos por aquí hay más albergues y sitios para comer.
La previsión de hoy era dormir en Arzúa, pero a medida que vamos avanzando y el tiempo corre vamos aterrizando y vemos que no va a ser posible. De momento Melide, y ya veremos.
Afortunadamente ya no hay más averías, y la ruta se hace rápida y cómoda, aunque a eso de las seis de la tarde cambia el tiempo y empieza a hacer frío y viento. Nos quedan unos 20 kilómetros para Melide y se está haciendo larga y dura la etapa.
De hecho, esta etapa, ha salido en desnivel más dura que la de ayer, y eso que tuvimos O Cebreiro.
Llegamos a Melide casi anocheciendo y con el tiempo justo para llegar a la pensión, ducharnos, bajar a comer algo y volver a dormir, que mañana ya se acaba esto.
