La noche se alargó un poquito, la barbacoa, el vino y la charla tuvieron la culpa. A las 7 teníamos que estar ya en planta y desayunamos en la misma casa rural. Oli nos preparó la tarde anterior unas exquisitas rosquillas de las que dimos cuenta por la mañana. Bueno, y por la noche, porque Paco no pudo respetar que las rosquillas eran para desayunar y cayeron unas cuantas.
Ya salimos a pedalear con lluvia, no podemos esperar porque va a llover todo el día. Aún así paró pronto y estuvo así toda la mañana.
Así que no es día para mucho camino, pero José María y Luis enseguida tomaron camino y Paco y yo carretera. Hoy la carretera no es mala opción, es tranquila y parece que no se eleva tanto como el camino. Además con la lluvia no deben estar los caminos muy católicos.
Pronto encontramos un carril bici que nos lleva hasta la entrada de Tineo, llevamos ya unos 15 kilómetros y el café de cápsula y un rosquito están ya en los pies, así que mientras esperamos a los otros dos, vamos desayunando en condiciones.
A partir de aquí tenemos una larga tirada por carretera hasta Pola de Allande, donde tenemos previsto comer antes de afrontar la verdadera dificultad del día: el Puerto del Palo.
En un cruce Paco tiró por un lado, los demás por otro y cuando tocaba coger el desvío correcto nos lo pasamos y seguimos por la carretera de la izquierda en lugar de por la derecha, pasando por Gera, El Peligro, etc. Finalmente no corregimos porque vimos que más o menos nos salía el mismo recorrido y la misma subida. Seguía lloviendo de forma intermitente y suave, y no fue hasta la misma entrada en Pola de Allande cuando empezó a llover más fuerte. Mientras estuvimos comiendo en la Allandesa, apenas paró de llover.
Se estaba complicando el día, y salimos de comer, y no precisamente ligerito, y empezamos a afrontar las primeras rampas del puerto ya con lluvia, y bastante frío, y más cuando acabas de comer que el cuerpo pide sofá y mantita. Pero nosotros somos de otra raza… concretamente de la raza de los masocas, y ahí vamos.
Casi dos horas después llegamos arriba. La niebla se iba cerrando a medida que íbamos subiendo, y en las últimas rampas, de la Fuente de las Mulleres hasta el final del puerto comenzó a soplar un viento que apenas nos permitía pedalear.
El Nene estaba arriba con la furgoneta, y aprovechamos para meternos dentro para entrar en calor un par de minutos antes de tirarnos hacia Granda de Salime por la otra vertiente del monte.
Seguimos por carretera, y nos quedan casi 30 kilómetros, al principio de llaneo y posteriormente de una larga y empinada bajada de 12 kilómetros hasta la presa del embalse de Granda de Salime, con un frío importante, la ropa mojada y afortunadamente ya sin lluvia.
Nada que no repare una reconfortante ducha caliente. 92 kilómetros han caído hoy, que no está nada mal.
Jose Maria, ya veo que la fuerza también os ha acompañado en esta etapa,suerte que estais bien alimentados.. jijiji!!
Petonets.
Bueno este año vais a dar la talla, agua y fresquito, tenéis que hacer honor al nombre Aceros del Norte, no me seais blandiblús. Jajaja. Bueno chavales ese es el espiritu, aprovechad hasta el ultimo segundo y no dejeis ni una sola cucharada de fabada. Bueno, esto creo que no os cuesta mucho.