
En seguida nos separamos y yo tiro por camino y ellos por carretera. El camino comienza suave pero poco a poco se va endureciendo. Vamos cruzando la carretera varias veces. Hasta Foncebadón sólo pongo pie al suelo un par de veces. Intento varias veces contactar con ellos con el walkie, pero están sin pilas, así que sin parar sigo hasta la Cruz de Ferro.

Ellos sólo pararon a hacer unas fotos en Foncebadón y les saqué casi media hora. 18 minutos de pedaleo (sic)
En el alto nos tomamos algo de cecina «reconstituyente».

En Ponferrada tras pasar varios pueblos más volvimos a parar a tomar unas cervezas.

Allí tomamos un pulpo, unos callos y unos calamares. Comenzamos a charlar con los de la mesa de al lado, dos hermanos, uno de ellos que trabajaba en Telemadrid, el otro con una peluquería en Ponferrada.


Nos querían llevar a tomar otra a otro sitio, pero decidieron llevarlos a Canedo, un pueblo cercano donde tiene su Palacio Prada, un personaje peculiar que tiene un auténtico imperio formado en torno a unos viñedos.
Prada es amigo de los hermanos y nos atendió a pesar de estar muy liado con una boda que estaban organizando.


Se hizo eterno, y llegamos a Las Herrerías casi sin para más que echar algunas fotos, a eso de las 21:00, con tiempo suficiente para una ducha y bajar a cenar. Mañana hay una etapa dura.
