Buffet de desayuno en el mismo hotel, y luego salida por otro lado de Sarria para evitar los escalones del Camino.
Nada más comenzar empezamos a comprobar que hay peregrinos como para una boda.
Hoy el camino es corto, pero la dificultad de Galicia y la cantidad de peregrinos que hay, hacen que vayamos muy lentos.
Vamos pasando por pueblos pequeñitos de ganaderos y agricultores, aldeitas pequeñas casi sin importancia hasta Portomarín, donde paramos a tomar unos bocatas.
Poco después comienza a llover aunque poquito. Nos obliga a abrigarnos. Es la primera lluvia que nos cae.
Seguimos así, por camino, con sube y baja constante hasta Palas de Rei donde llegamos para comer.
Llevamos a reparar la bici de Paco que tenía el cambio desajustado y yo terminé de desajustarlo del todo.
Aprovechamos que no había mucho que hacer para descargar las fotos y mandar un anticipo con Picassa para los amiguetes y familia.
Sigue lloviendo, a veces con ganas. Mañana no hay que madrugar. No es necesario porque tenemos poco que recorrer.