Etapa 8.- Cadavo-Baleira – Ferreira

Esta noche ha sido movidita. Nada más llegar anoche algunos peregrinos nos preguntaron medio en broma, medio en serio si roncábamos, y es que uno de sus compañeros decían que roncaba como un oso. Roncar es algo que no se puede controlar, lo que sí se puede controlar es que si no eres capaz de dormir con ronquidos lo mejor es no dormir en un albergue, y mucho menos molestar a todos los demás con bufidos, protestas y golpes de media noche para evitar que el que ronca deje de hacerlo. Los hoteles son una alternativa para ese tipo de gente.
Salimos de Cadavo, después de desayunar en el mismo pueblo con una niebla cerrada. Empezamos subiendo y pronto nos elevamos por encima de la niebla. En la bajada nos volvimos a meter en ella. Hoy estamos ya en la Galicia de los caminos, de los bosques, de los pueblos que empiezan donde termina el anterior, de las vacas…
Uno, que tiene querencia familiar a esta tierra, disfruta como un enano por esos caminos, y esta mañana ha sido especial, ya que la niebla cubría el campo y hacía que el paisaje fuese aún más bucólico y más gallego que nunca. Si a eso le pones, mientras pedaleas, un fondo musical de Luar Na Lubre, la experiencia es inigualable.
Desde el principio hemos ido juntos metiéndonos por todos los caminos y siguiendo todas las flechas, hoy la carretera no merece la pena, porque el camino además de ser mucho más agradable, no avanzas mucho más por la carretera. Eso sí, nada más salir tuvimos un despiste, yo pensé que José María iba por delante, pero en algún cruce se paró a hacerme una foto, le pasé y nadie se dió cuenta. Luego pasaron Paco y Alfonso, con lo que José María quedó el último. Yo tiraba para alcanzar a un José María que ya no estaba, José María paraba para esperar a un César que no iba a llegar, y así hasta que pudimos contactar por teléfono para reagruparnos.
Llegamos a Lugo sobre las 13:00, sin haber parado a tomar nada todavía. En Lugo están ya en plena fiesta medieval: Arde Lucus.
Seguimos ruta. Para salir de Lugo la cosa no es fácil, porque tenemos que salvar casi 200 metros de desnivel; estamos a nivel del río Miño a su paso por la ciudad lucense. Van cayendo los kilómetros, aunque en Galicia los kilómetros corren de otra forma.

Empezamos a buscar un lugar para tomar algo, pero esta zona aunque está llena de pueblos y casas, no es fácil encontrar un sitio para comer. Finalmente llegamos a Ferreira y encontramos una casa rural (Casa da Ponte), donde Manuel nos saca de comer una empanada y unos huevos con chorizo que nos saben a gloria. Decidimos quedarnos a dormir aquí. Estamos a 17 de Melide y a 74 de Santiago.Un agradecimiento especial a Maripuri, que nos ha escrito esto tan bonito:

 

Peregrinos, peregrinos
vais bailando con la bici
al compás de los caminos
sintiendo la sinfonía
que sienten los jacobinos
atraídos por la magia
de un buen pan y buenos vinos
buenas tierras conquistadas
buenos ratos compartidos.

5 comentarios

  1. Chicos, entrar en Galicia os ha hecho olvidaros de vuestros fans de los sofases. Enhorabuena, que ya habéis cruzado vuestro ecuador temporal.
    Kmpi

  2. Queridos cheris, dos puntos. Acabo de hablar con Paco y me ha explicado lo que vais a hacer. TODAS vuestras decisiones son cojonudas.
    Un abrazote de oso,
    Kmpi

  3. Animo…. mucho animo!!!!.. seguir asi, os leo dia a dia… y paso a paso… que llegareis al final del camino. Seguro.

    Abrazos.
    Cotri

  4. bonita canción como todas las de Luarna lubre,los vimos el Merayo y yo en directo en el Palau San Jordi que hacian de teloneros a Mikel oldfield ¡¡¡casi ná!!!.Suerte amigos

  5. ¡Saludos pa los 4 mosqueteros!
    Estos días os teniamos olvidados, en mi pueblo lo de "internete" no a llegado, andamos con los "tambores y señales de humo". Tener en cuenta que en Galicia los kilometros son de 2000m. y que despues de un puerto llega una subida y la unica bajada, es cuando te tiras de la bici; es duro pero muy bonito , paisajes que solamente los vereis en Galicia y en vuestros sueños.
    Disfrutarlo todo lo que podais

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