Lo de desayunar en Salinas de Pisuerga ha costado más que la etapa de ayer. Nuestro hotel seguía cerrado, y los tres bares del pueblo estaban cerrados, así que no tuvimos más remedio que tomar camino para desayunar en Cervera de Pisuerga.
La ruta hasta Cervera es fácil, porque tenemos que remontar el río Pisuerga, por lo que el desnivel es siempre ascendente, pero no muy alto: menos de un 1%.
Este primer tramo es el que llevamos de retraso desde ayer, así que a las 10 ya estábamos desayunando en Cervera y casi listos para salir. Pero que nadie se haga ilusiones: si algo se puede atrasar, ahí estamos nosotros para atrasarlo de nuevo y volver a perder todo lo ganado. Primero la oficina de turismo para sellar, que ayer no pudimos, luego una vuelta por el pueblo… y perdernos y dar otra vuelta… y en la vuelta encontrar una pastelería, y otra vuelta. Total, que hasta las 12 no salimos de Cervera.
Entramos en la Montaña Palentina, y a partir de aquí muchos pueblos se apellidan «de la Peña». Cantoral de la Peña, Castrejón de la Peña, Villanueva de la Peña, Santibáñez de la Peña… Traspeña de la Peña.
Pero el paisaje es una marvilla, a veces parece en lugar de un paisaje real, una pintura en la que el artista ha puesto cosas diversas en el mismo cuadro: un monte pelado, otro pinar, un camino serpenteante que se pierde en el horizonte…
Hoy hemos hecho mucho camino, con bastante dureza por los contínuos sube y baja. Sin grandes desniveles, que hacían pensar que la etapa era más o menos llana, pero no, era un contínuo rompepiernas.
En Villaverde de la Peña paramos a comer en la fresca entrada de la iglesia, porque a pesar de que hoy todo el día ha hecho frío, ahora empieza a pegar el sol con fuerza.
Ahí mismo decidimos que hoy tampoco va a ser el día de recuperar esos 10 kilómetros de retraso que llevamos desde hace varios días, así que nos quedaremos a dormir en Guardo, y la verdad que ha sido un acierto, porque es un pueblo grande, con bastantes servicios.