Etapa 7. Moclín – Granada

Hoy es ya la última etapa, y si todo va bien llegaremos a Granada.

Salimos temprano tras desayunar en el alojamiento las cosas que compramos ayer.

José María y Paco toman la carretera para bajar hasta Olivares y César y Juan toman el camino.

Es una pista ancha pero con una pendiente muy pronunciada y un terreno muy suelto y peligroso. Juan tiraba y César no lograba cogerle rueda para grabarlo. A mitad de bajada las pastillas traseras de  César desaparecieron literalmente, por lo que la bajada se complicó mucho más.

En Olivares se solucionó el problema mecánico y seguimos ruta.

Ya no paramos hasta el Pantano de Cubillas donde nos dimos un baño, a pesar de que aún no hacia demasiada calor. Eran las 10 de la mañana y estuvimos un buen rato porque después del baño acabamos con las provisiones de queso y fuet que nos quedaban en las alforjas.

A partir de ahí ruta fácil y rápida, hasta Cogollos, donde el terreno se complica por las fuertes pendientes. Por carretera llegan esta vez José María y Juan y por camino Paco y César. Paramos con idea de tomar algo rápido y otra vez nos pierde la gula y comemos como si fuese a llegar el fin del mundo… migas, bacalao, lomo, cosas ligeras para este clima.

Tardaron muchísimo en traernos la comida y el sopor del calor empieza a hacer mella. Cuando volvemos a nuestras monturas quedaba poco para llegar a Granada pero aún tenemos que subir el alto de Alfacar; 200 metros de desnivel con un sol de justicia y las migas cimentando y haciendo madre en el estómago… un espectáculo.

A partir de aquí todo bajada, aunque todavía estamos a tiempo de complicarlo un poco más ya que en un despiste nos salimos del track y empezamos a bajar por otra carretera ya hasta Granada.

Llegamos a eso de las tres con 50 kilómetros en las piernas pero que al final no fueron nada fáciles.

Este año hemos cambiado de Catedral para la foto final del camino, pero la emoción ha sido parecida.

Lo peor, el calor, que ha coincidido en todos y cada uno de los días en su mayor apogeo. Mucho más camino que carretera y como siempre buen rollo, buena comida, amistad y muchas, muchas risas. Y que no falte nunca.