La salida desde Ferrol se puede hacer de dos formas, la primera rodear toda la ría y seguir las flechas amarillas, la otra es salir por el puente de Fene. Decidimos la segunda ya que para nosotros la salida por el puente es rápida y enseguida estamos fuera de la ciudad.
Hoy pretendemos dormir en Ordes, a 30 kms de Santiago, para mañana llegar a buena hora a Santiago, pero son las últimas etapas y hay que disfrutar hasta el último metro de camino. Así que a partir de ahora tomamos camino oficial.
Los primeros kilómetros se hacen con tranquilidad aunque lógicamente más lentos que lo habitual por la dureza del trazado. En Pontedeume intentamos parar a tomar algo, pero tras varios intentos de encontrar un sitio donde nos puedan hacer unos bocadillos tuvimos que desistir.
Salir de Pontedeume se convierte en un calvario. La cuesta de Barro se hace eterna y pesada, el calor aprieta y las calles del pueblo son un infierno.
Finalmente llegamos arriba y seguimos camino hacia Miño, aunque Paco ha tomado una «brillante» alternativa para librarse de una subida por el camino y se ha perdido. Llegamos a Miño por separado y allí desayunamos finalmente.
Seguimos ruta hacia Betanzos. A José María le entra la fe mística y decide tomar la carretera en solitario… para «encontrarse consigo mismo», dice. Finalmente lo encontramos a él comiéndose un polo en Betanzos y nosotros aprovechamos para hacer otra paradita… hace calor y se agradece.
La salida de Betanzos tiene toda la pinta de ser parecida a la de Pontedeume y José María decide irse por carretera para ir encontrándose con nosotros. La salida finalmente no fue tan complicada y la carretera de José María parece que no se une con nuestro camino como pensábamos. Cuando se dió cuenta estaba demasiado lejos como para volver, y decidió tomar carretera en solitario hacia Ordes.
Nosotros seguimos por las flechas amarillas y los kilómetros no caían a la velocidad necesaria. Empezamos a temer que no podríamos llegar a Ordes. A estas alturas José María está ya a mitad de camino y nosotros todavía estamos cerca de Betanzos.
Lo peor es que nos queda la temida subida de Bruma que no sabemos dónde está y que nos puede caer en cualquier momento. Comienzan subidas y bajadas contínuas y las piernas empiezan a sufrir el castigo.
La rueda trasera de la bicicleta de José Luís en el paso de un riachuelo se termina de descentrar del todo y tenemos que parar a repararla y aprovechamos para comer algo.
Empezamos a subir el alto desde los 150 metros de altitud que nos llevaría hasta los 400 aproximadamente. Puede parecer poco, pero la inclinación del recorrido se hace imposible de superar montados en la bici… así que toca arrastrarse por el monte con la bici. Más de tres kilómetros de suplicio que nos dejan aún más tocados.
Ya arriba empezamos a llanear y a bajar suavemente aunque ya con la seguridad de que llegaremos. Nos quedan aún más de 15 kilómetros, pero aparentemente sin mucha dificultad, sólo el cansancio.
Llegamos al albergue de Hospital de Bruma donde sellamos, descansamos unos minutos y seguimos hacia Ordes, que no llegaba nunca.
Entramos en el pueblo a las 8 y media pasadas, satisfechos por haberlo conseguido. José María llevaba ya tres horas, instalado, duchado y hasta recién peladito…
Mañana termina esto, llevamos 14 días sin una sóla gota de lluvia, y mañana dan agua en Santiago… como debe ser.