Etapa 12. León – Rabanal del Camino

Antes de las 7 estábamos con el equipaje en la calle, pero para sacar las bicis tuvimos que esperar hasta las 7. Montamos todo y empezamos a pedalear buscando un lugar donde tomar un café. Ya a las afueras de León, en dirección a La Virgen del Camino paramos a desayunar.

Como siempre, la salida de León es complicada, porque tienes que pasar la autovía y transitar por zonas que en ocasiones no está bien señalizada ni preparada.

Terminamos de salir y todos menos César toman la carretera general, mientras éste tira por el camino paralelo. El problema de esta carretera es el excesivo tráfico que hay, además hoy lunes es mucho más intenso.

Hasta Hospital de Órbigo el camino transcurrió así, aunque pronto los cinco se unieron en el camino de tierra.



Ya en Hospital, José María y César se separaron del grupo en dirección a San Cristobal de la Polantera para hacerle una rápida visita a Nieves, la madre de Feli, una amiga de José María. Nos preparó unos exquisitos huevos fritos con chorizo y salchichón de la tierra, y tras un rato de charla con ella y con Antolín fuimos a visitar a Emilia, la madre de Pedrines, otro de los integrantes de la colla de amigos de José María. Ya no nos dió tiempo a más, porque teníamos que volver en dirección a Astorga para reencontrarnos con el resto del grupo.


Mientras tanto, Paco, José Luis y Juan pararon a desayunar en Hospital y reemprendieron marcha sin abandonar el Camino Francés en dirección a Astorga. Tras una parada en la Cruz de Santo Toribio para hacer fotos se dejaron caer hasta Astorga donde esperaron a los otros dos que llegaron poco después.

Tras algunas compras, reparaciones y esperar un rato a que escampase la lluvia, tomaron camino de nuevo hacia Rabanal del Camino donde acaba la etapa de hoy.

Un par de kilómetros antes de Rabanal está, o mejor dicho, estaba el Roble del Peregrino, un roble centenario de más de 300 años que a finales de 2012 fue fulminado por un rayo. Tuvieron que cortarlo y dejaron el tocón y otro gran trozo en el suelo como recuerdo. Nuestra intención era llegar al roble y rodearlo entre los cinco en un abrazo gigante, como hacemos siempre que pasamos por aquí, pero cuando vimos lo que quedaba de «nuestro» roble, la tristeza nos invadió irremediablemente.

Más tarde nos contaron en el pueblo que la persona que tuvo que terminar de cortar el árbol lo hizo entre lágrimas y que todos los vecinos del pueblo tienen en su casa un trozo de madera del famoso roble que les acompañó durante toda sus vidas.

No teníamos aún resuelto el tema del alojamiento en Rabanal, y no fue tarea fácil. Casi todo ocupado y finalmente nos quedamos en el mismo Hostal donde estuvimos en 2010, el Hostal El Refugio.

Mañana toca subir una de las dos paredes que nos faltan: la Cruz de Hierro.

3 comentarios

  1. La Cruz de Hierro… La Cruz de Hierro… Ésa me la subo yo sentao y sin manos…
    ¡en el asiento del coche!
    Buen Camino,
    Kmpi

  2. San Cristóbal de la Polantera….qué recuerdos 🙂 … Ese paseo en bicicleta en plan Verano Azul….imborrable. Qué buena gente ha dado ese pueblín. Venga pirigrins, que con ese chorizo y demás viandas las paredes que os queden se convierten en leves desniveles de la naturaleza. Buen Camino!!

  3. Muy bonito relato el de hoy, con la historia del roble, ya falta menos chicos !!andale andale!!

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